Arte rupestre

 


En la era Paleolítica, en la península ibérica, sentado en una piedra estaba Apolonio, quien tenía una barbilla enorme y estaba consternado debido al dolor que sentía en su espalda. Tuvo una noche horrible.

 Su mujer, que estaba embarazada y con un humor horrendo todas las mañanas gritaba: “¡Levanta Apolonio y ve a cazar una liebre que los niños están hambrientos!”.

Apolonio se levantó con dificultad y salió quejándose, él encontró al salir de la cueva al hombre más viejo de la comunidad, el anciano, mirándolo en tal estado comentó: “¿qué tienes hombre?” Apolonio era un hombre de pocas palabras y solamente se encogió de hombros y salió a cazar cumpliendo su papel de cazador-recolector. Pero el dolor que sentía en su espalda no lo dejaba correr mucho y al final del día volvió solamente con 3 conejos. Cuando su pareja lo vio entrando en la gruta sólo con conejos y sin la liebre empezó a maldecir su existencia.

 Apolonio, que estaba harto de peleas salió de la caverna para poder tranquilizarse, cuando se topó por segunda vez con el viejo. Apolonio le miró con ojos de desconsuelo y fue en este momento que el abuelito le aconsejó: “Hombre, tú tienes que desahogarte, sacar lo que te aflige de algún modo, en caso contrario tendrás un infarto”.

Apolonio consideró su consejo, y desde entonces todas las noches él encendía una hoguera y empezaba a hacer unos dibujos en la pared de la roca buscando relajar un poco de su vida de Homo sapiens. 

Hoy en día sus dibujos son Patrimonio de la Humanidad y llevan el nombre de Arte Rupestre Levantino. Apolonio era un artista.

 

Mariana Karakes


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